El escrito, busca dejar en evidencia las pocas competencias que Hernán Larraín tiene para estar al mando del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
Alfredo Peña, compartió una impactante columna de opinión sobre los vejámenes ocurridos al interior de Colonia Dignidad y los vínculos que conectan a Hernán Larraín y al senador Ríos, con personas condenadas por delitos de abusos sexuales a menores como Paul Schaefer.
En el texto difundido por el periódico digital “Cambio 21”, se da cuenta de la incapacidad histórica que ha tenido el ministerio de Justicia y Derechos Humanos para esclarecer los delitos ocurridos al interior de Colonia Dignidad, sin dejar de lado la violación a los DDHH ocurridas en octubre de 2019, cuando fue el estallido social.
A continuación les compartimos la columna de opinión emitida por Alfredo Peña, difundida por el periódico digital “Cambio 21”.
“Senador Ríos”, senador Larraín o Ministro de Justicia y ¿Derechos Humanos? Por Alfredo Peña R.
Mientras veo en Netflix, Amazon y otras gigantescas empresas mundiales del entretenimiento audiovisual, películas con grandes actores, actrices, directores y productores sobre la Colonia Dignidad, le pregunto con quién veo estas maravillosas obras del cine, porqué en Chile tenemos un ministro de Justicia que apoyó, cobijó y prestó todo tipo de colaboración a este grupo de asesinos nazis y pedófilos que se vinieron a instalar a la región del Maule. Y no tengo respuesta. Y el otrora senador Larraín, hoy ministro de Justicia sigue en su cargo como si no hubiese pasado nada.
Es más, en la mayoría de las películas hablan del entonces senador Hernán Larraín (senador Ríos, en el film de Amazon, foto abajo) como la persona que ayudó en sus perversas y criminales acciones a los de Colonia Dignidad. Sabemos que en las películas de este tipo hay un grado de ficción, pero la mayoría de las terribles escenas de este enclave nazi en Chile, se acercan a la realidad, como lo han probado los tribunales de Justicia. Y él sin perturbarse sigue en el cargo, como si no hubiese pasado nada.
Todas estas películas son realizadas por grandes productoras internacionales, que no tienen la carga ideológica de los realizadores chilenos. En Amazon Prime usted puede ver esta serie que se llama “Dignidad” donde el “senador Ríos” juega un papel vital en el apoyo a estos criminales. Y Larraín sigue ahí como si no hubiese pasado nada. Ningún mea culpa. Ninguna excusa. Ningún arrepentimiento.
Veo esta película y no dejo de horrorizarme por haber tenido un enclave nazi en nuestras tierras. Apoyado por “el senador Ríos”…
Si alguna cartera ministerial ha resultado absolutamente irrelevante en este Gobierno es la de Justicia y Derechos Humanos. Precisamente la que debió estar a la altura de los complejos tiempos que le ha tocado vivir al país es una de las secretarías que ha estado más ausente, carente de visión y aporte en los difíciles momentos que ha vivido Chile y, lo que es aún más grave, con total incapacidad – por no decir desidia – para abordar el desafío más importante que arrastra el Estado hace décadas: la real protección de los niños, niñas y adolescentes en riesgo y grave vulneración de sus derechos. Ello a tal punto, que un senador oficialista llegó a acuñar como frase de campaña “los niños primeros”, la que fue posteriormente adoptada como compromiso de Gobierno por el actual Presidente de la República Sebastián Piñera, compromiso lamentablemente olvidado.
En efecto, la deuda país con la infancia sigue pendiente y en ello el ministro Hernán Larrain Fernández, (UDI) no ha aportado absolutamente nada como Ministro de Justicia y Derechos de Humanos.
Ya en el estallido social, y pese a albergar su cartera el área de derechos humanos, guardó absoluto silencio frente a las flagrantes violaciones de derechos de centenares de jóvenes cuyos ojos fueron gravemente lesionados, cuando no cercenados, por una fuerza de represión – la policía militar de Chile – con extraños protocolos que terminarían en la mayoría de las oportunidades afectando seriamente la vida y futuro de cientos de nuestros jóvenes.
Concretamente, y según datos oficiales del propio MINSAL y del INDH, luego de 3 meses del estallido social del año 2019, más de 400 personas resultaron con daño ocular tras las protestas contra el Presidente Piñera. De ellas, 17 perdieron la visión total en uno de sus ojos, 34 habrían sufrido heridas graves en uno de ellos y 2 personas quedaron totalmente ciegas, mientras que otras varias en estado de observación respecto de la afectación de visión final en uno o ambos ojos.
Estos datos que, por cierto, son devastadores, son ampliamente superados por la total anomia institucional que afecta al sector justicia en su misión de garante y protector de la infancia vulnerada, o en grave riesgo de vulneración, de nuestro país, y donde nuevamente el ministro Hernán Larrain queda absolutamente al debe.
Ello al extremo de ser legítimo y necesario no sólo cuestionar su pasividad e indiferencia, sino el porqué de tal actitud que compromete, gravemente, no sólo a nuestras niñas, niños y adolescentes, sino que a la institucionalidad misma y a la imagen país ya severamente dañada por esta causa en instancias internacionales tan relevantes como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos o el Comité de los Derechos del Niño.
Dicho sea de paso, una de las misiones de esta instancia es cooperar en la preservación de la memoria histórica de las víctimas de las violaciones a los derechos humanos y abusos ahí cometidos, contribuir al esclarecimiento de los hechos y desentrañar el estado de las empresas y bienes raíces de la ex colonia, cuestión no menor dado el que se cree es un considerable patrimonio ilegal diseminado en un entramado jurídico de diversas empresas que no ha sido esclarecido a la fecha. Y Candia Falcón ha sido apuntado como uno de los responsables del nulo progreso de la comisión, cuestión que al Ministro Larraín parece no preocuparle en lo absoluto, tanto que no participó de la sesión de la Comisión de Derechos Humanos del Senado donde en marzo del año 2020 este tema fue especialmente tratado, pidiéndose explicaciones precisamente por el rol de Candia Falcón en dicha comisión bilateral.
Foto real: Niños y niñas desfilando en Colonia Dignidad
Lo concreto es que varios ex colonos, verdaderos esclavos de la ex colonia, han señalado públicamente que Gonzalo Candia Falcón fue miembro de la llamada “Juventud de vigilia permanente”. Se trata de un grupo de jóvenes chilenos que frecuentaban la colonia a comienzos de los años 90 y que solidarizaba con Paul Schäfer, su régimen y acciones cuando el Gobierno de Patricio Aylwin pretendía, precisamente, cerrar la colonia.
Eran jóvenes de familias pertenecientes en su mayoría a la región del Maule, quienes se oponían al cierre, allanamientos e investigaciones en busca de pruebas de comisión de delitos respecto de la colonia y sus jerarcas. Esos mismos colonos han sostenido que Candia Falcón tenía particulares nexos con la colonia y sus jerarcas y que el joven de aquellos años llegó al lugar llevado por su madre, Fanny Falcón Pérez, quien era la encargada del registro de personas externas a la colonia que se atendían en el hospital de la institución. Lo curioso es que conjuntamente con esa función Fanny Falcón era, también, la asistente en la Oficina de Parral del entonces senador Hernán Larrain, respecto de quien Cristobal Parada, primer niño chileno que en el año 1996 escapó de la colonia y de los abusos de Paul Schäfer, sostiene haber sido un asiduo visitante con una estrecha relación con la Colonia Dignidad en la que, según Parada, Larrain se habría adoctrinado y a la que le debería muchos favores.
Así las cosas, no nos sorprendamos si hoy al frente de la cartera de Justicia Hernán Larrain poco o casi nada ha hecho por esclarecer los abusos y vulneraciones que se cometen en el Sename.
Ha demostrado escaso interés por esa área de su secretaría de Estado y la ha dejado entregada a su suerte, sin prestar mayor apoyo institucional a quienes, desde el poder judicial o desde el ámbito privado, han realizado ingentes esfuerzos por esclarecer y enmendar lo que sucede en Sename. Es el caso de la jueza Mónica Jeldres y el abogado Branislav Marelic, quienes han tratado de detener los abusos y el colapso vergonzoso de un sistema que sólo ha tenido cosmética institucional legislativa, pero sin que nada realmente cambie para los miles de niños institucionalizados por el Estado sin protección ni reparación verdadera.